viernes, 23 de noviembre de 2012

El valor de la amistad

Hoy os traigo una tema dolorosamente real. Seguro que a muchos de vosotros no os ha afectado todavía, normal, somos muy jóvenes y la mayoría no se dará cuenta hasta que le ocurra. Pero tened en cuenta que pasará, siempre pasa.

Cuando os hagáis mayores tendréis una vida hecha, tal vez un trabajo que os mantendrá demasiado ocupados, una esposo o esposa, un hijo o dos o tres... Pero para tener eso necesitareis excluir a otras personas de la vida, personas verdaderamente importantes.

Días después pensareis en ellas, en llamarlas, en contactar, cualquier cosa para hacerle saber que la hechas de menos y que aún piensas en ella. Cada día, cada día y cada día con más insistencia, esperando el momento justo, tal vez cuando no tengáis tanto trabajo o recados por hacer, un momento que posiblemente nunca ocurra.

Hasta que llegue el fatídico día y se haya marchado para siempre. Entonces os sentiréis unos verdadero imbéciles, porque al fin y al cabo sabréis que la culpa es únicamente vuestra.

Los minutos pasados son minutos que se han perdido para siempre, y hay dos formas de vivirlos: dejando que fluyan entre tus dedos como agua cristalina hasta que se te escapen o tomar el mando de ese bravo rió que es la vida.

Lo que intento deciros es que las personas que valen la pena en la vida pueden ser contadas con los dedos de las manos, no habrán mas, y eso las hace verdaderamente únicas.

Por eso os pido que no perdáis el tiempo con personas que os anulan como seres humanos. Nadie os va a obligar a estar junto a personas que no os merecen, porque nadie os puede quitar el derecho de ser feliz.

Hacedles saber a vuestros amigos lo que sentías, antes de que los perdáis para siempre, antes de que la vida os los robe, antes de que se desvanezca ese amigo.







No hay comentarios:

Publicar un comentario