miércoles, 26 de diciembre de 2012

Gotas de Lluvia. Capítulo 6

Se que muchas personas deseaban esto con ánsias así que cómo regalo de Navidad lo pondré. Antes de nada tengo que añadir que no ha sido traducido por mi, sino por otra persona (no pienso decir quien ni el lugar de donde lo saqué) pero admito que yo no lo habría hecho mejor así que disfruten y dejen comentarios.
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domingo, 16 de diciembre de 2012

Un nuevo romance. Cap 8


Cuando llegaron a la aldea ya estaba atardeciendo. Frente la casa de la familia de Maya estaban dos figuras, una masculina y otra femenina, mirando a una tercera que estaba contra el suelo. Al acercarse más comprobaron que aquellas dos figuras eran la de Koga y Kagome y que por lo tanto aquella tercera era la de su padre que había vuelto a hacer de las suyas.

-¡Maldita Kagome! -bramó el hanyou que acababa de tragar tierra. -¡Eso no era necesario!

No se molestó en contestarle. Lo miraba con el ceño fruncido y los ojos chispeantes. Incluso Koga se sorprendió ante el comportamiento que había tenido la miko con su marido. Ni siquiera antes de derrotar a Naraku lo castigaba con tanto odio.

Al percibir la presencia de su sucesor se giró y lo observó llegar con la hija de Kagome en su espalda para luego dejarla en el suelo cuidadosamente, pues se fijó que recientemente se había lastimado el tobillo. 
Aunque fuese hija de ese chucho era muy bella y parecía tener buen corazón ("cualidades que solo podía haber heredado de su madre" pensó).

-Padre, ¿Qué haces aquí?

-Akkaku. Me alegra ver que no te has cortado las venas al estar tanto tiempo con ese perro pulgoso.

Sus reflejos lo avisaron y tuvo que juntar las palmas de sus manos para atrapar el filo de la espada que un hanyou muy furioso le intentaba propinar.

-Tranquilízate. -apartó la espada para que el amo la volviera a dejar en su funda. Se extrañó que no hubiera adornado su intento de partirle en dos con uno de sus insultos. -¿Hoy no me insultas rabioso? ¿Qué mosca te ha picado?

El aludido no contestó. Se quedó meditando la respuesta. ¿Que por qué no lo insultaba? Porque no tenía fuerzas anímicas para pelearse como solía hacer. No después de la mañana que había tenido con su esposa que casi ni le hablaba. Su mirada se posó en Kagome, que le daba la espalda.

-¿Se te ha comido la lengua el gato?

-¡¿Te quieres callar maldito lobo sarnoso?! -decía mientras le mandaba sus puños y este lo esquivaba con facilidad, como cuando buscaban la perla y se encontraban por el camino.

-¡Ese es el pulgoso de siempre!

Mientras peleaban sus hijos los miraban como si nunca los hubieran visto así, aunque tampoco era la primera vez que los veían comportarse más infantil que ellos mismos.

- ¡CALLATÉ MALDITO LOBO! ¿Acaso has venido a mi casa a insultarme?

-Claro que no. He venido por mi hijo.

El corazón de Maya se aturó por un momento. Eran justas las palabras que tanto temía que pronunciase.
El chico estaba igual. ¿Acaso se podía tener más mala suerte? Justo en el momento más crítico, cuando había decidido no marcharse y estar junto a la chica que amaba, cuando la tenía a su en sus brazos y totalmente suya, cuando estaba completamente excitado y seguro de seguir adelante, cuando se habían declarado sus sentimientos con su primer beso... Notaba el olor de su padre acercarse rápidamente y se separaba de ella.

Era un idiota. Lo mejor habría sido hacer ver que no lo había notado y seguir con lo que estaban haciendo.
Aunque, pensándolo mejor, su padre habría rastreado su aroma hasta encontrarlo y prefería que no lo viera en una situación demasiado comprometida (y no se refería a un beso sino a algo más... íntimo...) con la primogénita de uno de sus "enemigos".

-Venga debemos irnos.

-Eh... sí, sí... pero... -balbuceaba mientras encontraba las palabras. Miró por encima de su hombro, Maya parecía triste, y como no estarlo, justo cuando se había hecho ilusiones de que el muchacho se quedaría pasa esto. -Disculpadme un momento. -a continuación cogió de la manga a Maya y la dirigió detrás de una cabaña.

-No quiero que te vayas. No es justo. Justamente ahora... -la pobre chica tenia la mirada decepcionada.

-Ya lo sé pero no podemos hacer nada para evitarlo. -intentaba hacerla racionar pero con esas palabras no la animaba mucho. Entonces se le ocurrió algo que seguro que la haría sonreír. -Oye, tengo una idea -Maya levantó la cabeza y lo miró con un poco de curiosidad -Nos volveremos a encontrar dentro de 3 días en el lago de esta tarde. A escondidas, sin que nadie nos diga que hagamos lo que no queremos o con que personas nos hemos de relacionar. -La tomo del rostro y le acarició las mejillas con las yemas de los dedos gordos, con cuidado de no herirla con las garras, y prosiguió. -Solos tu y yo pequeña. -concluyó obsequiándola con la mas sexi y pícara de sus sonrisas.

-Me parece una idea excelente -le contestó con un tono parecido al que había usado él: coqueto y sensual.

Casi sin darse cuenta sus rostros estaban siendo atraídos como por magnetismo hacía el otro para sellar su acuerdo con un beso. Pero al encontrarse a pocos centímetros...

-¡Akkaku! ¿Por qué tardas tanto? -La voz del jefe de los hombres lobo los llevó de vuelta a la tierra. 

Ambos podían oler como se acercaba. Seguramente para llevarse a Akkaku.

-Me tengo que ir, adiós. -Y seguidamente besó rápidamente a Maya.

-Adiós n/////n

-Y no lo olvides ¿vale?- dijo alejándose.

Volvió con su padre que le preguntó qué estaba haciendo y respondió con un "no, nada". Una respuesta bastante barata pero no tenía ganas de sonsacar nada a su hijo. Mientras Koga se despedía de Kagome el chico miró una última vez a la hanyou, está se despidió con la mano y un encantador sonrojo.

-Venga vámonos.

-Ah, sí.

Maya lo miró hasta que se fue.

-Hasta dentro de tres días... mi amor...

*.*.*.*.*

Durante todo el viaje Akkaku tuvo una sonrisa en sus labios. ¿Para qué negarlo? Estaba inmensamente feliz y aunque quisiera no podía esconderlo.

-¿A qué viene esa cara ¬¬?

-O_O ¿Eh? ¿Qué? ¡Ah! No, por nada n.nº

-Sí... lo que tu digas hijo. Perdona por haberte dejado tanto tiempo con ese perro sarnoso.

-Tampoco ha estado tan mal, Kagome y sus hijas me han tratado bien.

-Sí, ella siempre ha sido así.

Decía eso serio y con las facciones del rostro tensas, lo cual era raro en su padre porque parecía que estuviera enfadado. ¿Pero con quien? ¿Tal vez con Kagome? ¿O con Inuyasha? Pero eso es imposible ¿por qué debería estar molesto con él? ¡¿Es que seguía enamorado de Kagome?!
Imposible, estaba casado con su madre a la que le repetía continuamente y gritaba a los cuatro vientos que la amaba. ¿Estaba mintiendo?

Era eso o...

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Perdón, ya se que llevo mucho tiempo sin pasarme por aquí. Espero que este capítulo es sirva de recompensa por todo este tiempo. 
Por cierto, ya os habréis fijado en el "look navideño" que tiene el bloc.