domingo, 11 de mayo de 2014

Gotas de Lluvia. Fanmail: el pelo de Sesshomaru

Un plus del capítulo 6.

Por favor, apoya al artista original comprando sus trabajos o visitando su pagina.





miércoles, 26 de marzo de 2014

Gotas de Lluvia (Anuncio)

Buenos días amadas y amados lectores míos

Desde hace mucho tiempo me han estado preguntando acerca del capitulo 8 de Gotas de Lluvia.
Lamento decirles que la creadora aún no ha subido ni una página del nuevo capítulo. Puede que su intención sea subirlas todas de golpe, eso no lo se.
Si estáis interesadas siempre dejo el link de su página en deviantart cuando pongo un capítulo.
Aunque he de decir que recibe peticiones de que siga con su doujunshi prácticamente a diario.

YoukaiYume esta haciendo algunos dibujos, así que ya sabemos que está mas o menos activa pero desconozco si quiere o no seguir publicando Gotas de Lluvia.

Yo soy positiva y pienso que lo continuara y cuando lo haga pondré la traducción ;)

jueves, 20 de febrero de 2014

martes, 27 de agosto de 2013

Un nuevo romance. Cap 9

Dos semanas después
Se encontraba Maya frente a su espejo cepillando su lustrosa melena con persistencia, quería estar perfecta para que cuando la viera se quedara atónito.

La respuesta de para quien se estaba acicalando tanto era más que obvia: para ese lobito al que robó un beso hacía dos semanas.
*.*.*.*.*

Salió de la cabaña dando brincos, estaba muy ilusionada e impaciente pero también un poco nerviosa. Para ese día había elegido un kimono de color rosa suave, muchísimo más provocativo que la ropa que solía llevar. Era muy corto, para así lucir sus piernas, y con un escote que hacía salir los ojos de las orbitas a muchos hombres. Se había soltado la coleta y ahora llevaba el pelo suelto con los dos mechones que caían por ambos lados de la cabeza trenzados. Y para acabar de rematar la faena había pintado sus labios con brillo, para que le parecieran más apetecibles al chico y no se pudiera contener de volver a hacerlos suyos como la última vez. Deseaba ver la cara del youkai cuando la viera así.


Fue andando hasta llegar a los campos de arroz del pueblo, allí, bajo un árbol, se encontraba un demonio zorro unos cuantos años mayor que Maya, dormido, con la boca abierta y la baba colgando.
Estaba hecho todo un hombre y un poderoso youkai pero cuando lo veías en ocasiones como estas te parecía ver a un niño.

-"Menudo panorama º¬¬" Shippo, eh Shippo despierta.

Le movía un poco del brazo para que despertara, intentando ser lo menos brusca posible, si se despertaba enfadado no le haría el favor que ella le quería pedir. Al ver que no surgía efecto le agarró por el hombro y la zarandeó un poco más fuerte.

-Vamos despierta Bella Durmiente que se me hace tarde. -El joven en vez de despertarse emitió un sonoro ronquido que bien se pudo haber oído a unos metros de distancia.

Suspiró resignada y lo miró con resentimiento e indignación.

-¿Por-que-no-quieres-des-per-tar? -Le decía al dormido zorro separando las sílabas de su frase y pellizcándole las mejillas a cada una de ellas. Se estaba divirtiendo jugando con la cara de su amigo pero no tenía tiempo para perderlo en tonterías (y además esas tonterías ni siquiera funcionaban puesto que seguía profundamente dormido).

Se hartó, no podía esperar más o llegaría entrada la noche. Le daba igual si Shippo se enfadaba con ella. ¿Lo había intentado por las buenas, no? ¡Pues no le podría reprochar nada!

Decidida andó hasta los campos de arroz y llenó un cubo con agua, volteó sobre sus pasos, andando firmemente hasta el árbol donde se recargaba su amigo y sin ningún miramiento le arrojó el líquido del recipiente dejando a un youkai sobresaltado y empapado de aquella agua sucia. Pero al menos estaba despierto.

-¡¿QUÉ DEMONIOS...?! -Miró a su alrededor para buscar la respuesta a ese brusco despertar. Y la respuesta estaba mirándolo con una arrogante cara amable y una sonrisa descaradamente dulce.

-Buenos días Shippo n.n

-¡¿B-BUENOS DÍAS?! -Se puso de pie de un brinco y mientras le chirriaban los dientes le dijo con un tono espeluznantemente terrorífico - ¿A quién se le puede ocurrir despertar a alguien de esa manera?

-Venga queridísimo Shippo, no te enfades con tu pequeña Maya n.nº -intentaba tranquilizarle Maya con las manos enfrente, a modo de protección.

El joven suspiró para darse paciencia a sí mismo. Era una criatura igualita a su madre  con su bondad y ternura, aunque a veces su mal genio e inmadurez paterno salía a la luz. Estaba acostumbrado a que aquel pequeño diablo hiciera de las suyas y a veces él pagaba las consecuencias. Así había sido durante años pero realmente no le importaba alguna que otra vez recibir las bromas de la hanyou (solo se molestaba al principio). La quería como si fuera su hermana, y así es como la había tratado desde que nació: como a la hermana que nunca tuvo. Se divertían mucho con la compañía del otro, jugaban, entrenaban juntos y se confesaban secretos. Todos los secretos. Incluso el contacto que tuvo con Akkaku hace un par de semanas. Pero en eso Shippo intentaba estar lo menos involucrado posible y por eso le pedía que no hablara de ese tema con él, tenía el presentimiento que con los padres que ambos tenían acabarían en problemas de los cuales él no quería ser víctima.

La chica había desaparecido durante la mañana puesto que necesitaba cosas de su época. Él había supuesto que no volvería en todo el día. ¿Qué era eso tan importante que tenía que hacer? Bueno ¿Que importaba? Solo necesitaba saber por qué lo había desvelado tan rudamente.

-¿Qué es lo que quieres? -preguntó ahora impaciente, pues seguía molesto.

-Necesito que me lleves al refugio de la tribu de los hombres lobo. Yo no me sé el camino.

¿Que tenía que hacer esa chica en un lugar tan lejano y desconocido para ella?
Fue esa pregunta lo que le llevó a mirar su cuerpo y se dio cuenta del diminuto conjuntito que llevaba, de su elegante peinado y sus labios brillantes. Lo comprendió al instante.

-¡A no, de eso nada jovencita! No pienso ayudarte. ¿Sabes lo que me haría tu padre si se entera de que he contribuido a que su pequeña se viera con el hijo de su enemigo? ¿Eh, tienes la mas mínima idea?

-No se enterará, te lo prometo, iré con cuidado.

-No. -dijo tajante y dio por concluida su conversa para encaminarse en dirección a la aldea. Pero una voz se lo impidió, una que sonaba verdaderamente triste.

-Por favor Shippo, - intentaba no escuchar a la chica -me gusta mucho.

Lo que dijo lo paró en seco, era una de las pocas personas que le podía tocar la fibra sensible y con ese tono tan afligido y desolado y esas palabras le había llegado al corazón.

-Por  favor... -le repitió ahora con más pena en las palabras. El joven cometió el error de girarse para contemplar el rostro de la chica y vio que en sus ojos se formaban gruesas lágrimas.

No podía verla así, le dolía demasiado, desde pequeño no soportaba ver llorar a mujeres y aún menos si él era el causante. Le estaba atormentando así que no tuvo elección y se dio por vencido.

-Está bien, está bien. Te llevaré a dónde quieras pero por favor no llores.

El rostro de Maya se iluminó al instante y corrió a lanzarse en sus brazos y besarle en las mejillas incontables veces.

-¿Alguna vez te he dicho el gran chico que eres y lo  mucho que te quiero?

-Ya te he dicho que te ayudaré, no hace falta que me hagas la pelota ¬¬.

-Eres el mejor. -continuaba ella estrechándolo fuertemente.

-Lo que tu digas. Venga, pongámonos en marcha, cuanto antes empecemos antes se acabará. -le decía Shippo en tono exigente.

Maya tenía una sonrisa de oreja a oreja, de nuevo se había salido con la suya. Ni siquiera se dio cuenta de la falta de alguien durante horas.
*.*.*.*.*

Un hanyou caminaba por el bosque con pasos pesados, esa noche no había dormido, absorto en sus pensamientos que le producían dolor de cabeza. Inuyasha volvía hacía su hogar después de estar toda la noche fuera.

Hogar. Ni siquiera sabía si podía llamarlo así: en un hogar no hay enojo o ignoro por parte de la mujer con la que se casó y tuvo dos hijas. Hacía días que esa cabaña había dejado de ser un hogar.

Mientras el hanyou andaba cabizbajo y pensaba en sus problemas unos bracitos lo habían sorprendido abrazándolo por la cintura. Agachó mas el rostro y vio una cabecita de pelo plateado y orejas de perro. La niña levantó la vista y encaró sus dorados ojos hacia los de Inuyasha. Era Izayoi. Que lo miraba más calmada después de la preocupación que soportó al ver que no había dormido en casa ni había aparecido en toda la mañana.

-Izayoi, ¿estabas preocupada por mi?

-¿Dónde estabas papi? -al padre le hizo demasiada pena verla así por su culpa.

-Izayoi... -No sabía que responder. No le iba a decir a su pequeño cachorrito que había discutido con su madre y se había marchado furioso dando por terminada la pelea sin ni siquiera importarle si Kagome quería hablar o no, simplemente se largó sin tener en cuenta a nadie más que no fuera él. Se había comportado como un rastrero miserable, pero si se hubiera quedado un minuto más no se habría contenido de empezar a romper cosas. En vez de destrozar la aldea optó por la opción de correr toda la noche sin rumbo fijo hasta que toda la rabia desapareciera, como huyendo de los problemas cual cobarde. No, no podía soportar que otra de las personas que más quería pensara así de él. Tampoco podía mentirle. Lo único que dijo fue "lo siento" y rezó para que su pequeña lo aceptara sin insistir en el tema del abandono que, aunque solo fuera durante unas horas, seguramente era así como se había sentido: abandonada por su padre.

La niña aceptó la disculpa. Si el gran hanyou que la quería tanto se había marchado seguro que tendría una buena razón y si no la quería explicar no sería ella la que hurgaría en la herida. No debías fijarte demasiado para ver que la hija pequeña del albino, pese a su corta edad, era muy madura.

Más animado después de ver en los ojos de Izayoi un perdón decidió cogerla en brazos y llevarla junto a él a la aldea. Por el camino la niña no dejaba de hablar despreocupadamente de todo en general: de lo que había cazado, del vestido tan bonito que le había comprado su abuela, de que los aldeanos estaban preparando una fiesta para celebrar la llegada de la primavera, de sus avances en ataques espirituales, etc. Casi ni dejaba hablar a su padre que, gracias a la despreocupación y alegría características de su hija, se le estaba dibujando una sonrisa en su rostro, una que necesitaba con urgencia después de lo sucedido.

Estaba tan relajado que no se dio cuenta de lo rápido que habían llegado a su destino. Al llegar Izayoi divisó a su madre entrando en la vivienda. Rápidamente saltó de los brazo de su padre para correr hacia la joven sacerdotisa.

Al sentir el abrazo que Izayoi de regalaba se agachó para corresponder con igual de afecto. El joven padre veía ese paisaje con ternura y una pizca de tristeza al saber que le sería imposible que la bella mujer adulta le permitiera un minuto de esa sonrisa cariñosa que le brindaba a su cachorro.

-Mira mamá encontré a papá.

Le decía señalándolo con un dedo, Kagome siguió la dirección que le indicaba y se encontró a su marido andando con un aire de inseguridad, como si estuviera dudando de que acercarse a ellas era lo correcto y no marcharse para no interrumpir la conmovedora escena. Al verlo y recordar el momento en que discutieron y el porqué lo hicieron su rostro se tensó borrando completamente el rastro de su cálida sonrisa para dejar una expresión fría.

-Hola Kagome. -Le saludó intentando aparentar voz firme y suplicando mentalmente a los dioses que ella no lo dañe con afiladas palabras de rencor, como él le hizo la noche pasada.

La susodicha se puso de pie y con tono apático le contestó al saludo no muy amistosamente. -Así que has decidido volver. -dijo sabiendo perfectamente que esas palabras se le clavarían en el corazón del hanyou. Estuvo en lo cierto. Inuyasha la miraba sorprendido del tono tan frío que había utilizado esa persona que siempre había sido dulce y bondadosa. 

Las súplicas al cielo del semi-demonio para que tuviera compasión de él habían sido en vano, ¿pero que se esperaba? Después de lo de anoche se merecía todos los insultos del mundo, deseaba que levantara la mano para abofetearle con todas sus fuerzas, incluso que lo sentara hasta que no pudiera levantarse. Cualquiera de esos actos serviría para sentirse un poco menos despreciable.  

Pero nada de eso llegó, Kagome no tenía ni la más mínima intención de herir físicamente ni con insultos a ese idiota que tenía frente a ella y no porque no tuviera ganas sino porque, además de que no caería tan bajo, estaba la pequeña niña hanyou en medio, de alguna manera como barrera entre ellos dos.

La pequeña Izayoi la observaba tanto o más desconcertada que su padre. Continuamente aquel hombre tenía que dormir fuera para exorcizar a un demonio con su tío Miroku y volvía tarde al día siguiente. Su madre siempre saltaba a sus brazos llena de emoción al verlo llegar para luego besarse y decirse ñoñerías demasiado empalagosas para su gusto. Cuando ocurría tenía que marcharse para no ver a sus padres hacer esas expresiones de cariño. Pero si no lo hacía su madre le decía que se fuera a jugar con su hermana, Shippo o los hijos de Sango y Miroku y a continuación se encerraban en su casa riendo pícaramente, cerraban la puerta desde dentro haciendo que nadie pudiera entrar y se pasaban allí dos o tres horas ellos dos solos. Nunca entendió porque lo hacían, incluso se lo preguntó una vez a Maya pero esta solo se sonrojó y le contestó que era demasiado pequeña para hacer ese tipo de preguntas para inmediatamente cambiar la conversación a otro tema. También se lo había preguntado a su tío Miroku, el cual, después de reír unos segundos y de llamar a su padre "campeón" estuvo a punto de responderle pero llegó Sango tan ruborizada como lo estuvo su hermana y le dio un golpe en la cabeza con su enorme arma (que le dejó un chichón considerable) mientras le regañaba argumentando que era demasiado pequeña para saber esas cosas.

Después de unos segundos en silencio que habían parecido años, en los cuales había tenido mil pensamientos replicantes hacia su persona corriendo por la cabeza del hombre, entendió que la discusión no estaba zanjada. Deseaba volver al lado de su mujer, de la hembra que había hecho suya, pero para conseguirlo debía hablar de lo sucedido con ella y pedirle disculpas, lo cual no se le daba nada bien.

Pero de ninguna manera podía permitir que su hija oyera esa discusión, que se avecinaba igual o más fuerte que la de anoche. Posó su mirada en Izayoi que mantenía los ojos fijos en su madre y su faceta que nunca antes había visto.

-Izayoi vete a jugar fuera. -le dijo a su hija que aún miraba a su madre como si viese a alguien totalmente desconocido. 


Al escuchar la orden pensó que lo mejor era cumplirla y no quedarse en ese lugar dónde la tensión se podía cortar con un cuchillo. Estaba visiblemente preocupada, esa orden no sonaba como las que oía los otros días, con esas caras que reflejaban amor puro... No, ahora no había ese tono de cariño en sus palabras y mucho menos en sus rostros. Tenía un mal presagio.

sábado, 22 de junio de 2013

Buenos días


Creado por Ferisae, traducido por mi :D
Original: http://ferisae.deviantart.com/art/Alternative-Gust-Bellows-Use-365845891

miércoles, 19 de junio de 2013

Obsession Youkai. Hojas de arce. Cap 2

Capítulo 2. 
A medida que la historia avance podremos observar como los dibujos de la creadora van mejorando. 
Acabado hasta el capítulo 4.