Dos semanas
después
Se encontraba Maya frente a su espejo cepillando su
lustrosa melena con persistencia, quería estar perfecta para que cuando la
viera se quedara atónito.
La respuesta de para quien se estaba acicalando
tanto era más que obvia: para ese lobito al que robó un beso hacía dos semanas.
*.*.*.*.*
Salió de la cabaña dando brincos, estaba muy
ilusionada e impaciente pero también un poco nerviosa. Para ese día había
elegido un kimono de color rosa suave, muchísimo más provocativo que la ropa
que solía llevar. Era muy corto, para así lucir sus piernas, y con un escote
que hacía salir los ojos de las orbitas a muchos hombres. Se había soltado la
coleta y ahora llevaba el pelo suelto con los dos mechones que caían por ambos
lados de la cabeza trenzados. Y para acabar de rematar la faena había pintado
sus labios con brillo, para que le parecieran más apetecibles al chico y no se
pudiera contener de volver a hacerlos suyos como la última vez. Deseaba ver la
cara del youkai cuando la viera así.
Fue andando hasta llegar a los campos de arroz del
pueblo, allí, bajo un árbol, se encontraba un demonio zorro unos cuantos años
mayor que Maya, dormido, con la boca abierta y la baba colgando.
Estaba hecho todo un hombre y un poderoso youkai
pero cuando lo veías en ocasiones como estas te parecía ver a un niño.
-"Menudo panorama º¬¬" Shippo, eh Shippo despierta.
Le movía un poco del brazo para que despertara, intentando ser lo
menos brusca posible, si se despertaba enfadado no le haría el favor que ella
le quería pedir. Al ver que no surgía efecto le agarró por el hombro y la
zarandeó un poco más fuerte.
-Vamos despierta Bella Durmiente que se me hace tarde. -El joven en
vez de despertarse emitió un sonoro ronquido que bien se pudo haber oído a unos
metros de distancia.
Suspiró resignada y lo miró con resentimiento e indignación.
-¿Por-que-no-quieres-des-per-tar? -Le decía al dormido zorro separando
las sílabas de su frase y pellizcándole las mejillas a cada una de ellas. Se
estaba divirtiendo jugando con la cara de su amigo pero no tenía tiempo para
perderlo en tonterías (y además esas tonterías ni siquiera funcionaban puesto
que seguía profundamente dormido).
Se hartó, no podía esperar más o llegaría entrada la noche. Le daba
igual si Shippo se enfadaba con ella. ¿Lo había intentado por las buenas, no?
¡Pues no le podría reprochar nada!
Decidida andó hasta los campos de arroz y llenó un cubo con agua,
volteó sobre sus pasos, andando firmemente hasta el árbol donde se recargaba su
amigo y sin ningún miramiento le arrojó el líquido del recipiente dejando a un
youkai sobresaltado y empapado de aquella agua sucia. Pero al menos estaba
despierto.
-¡¿QUÉ DEMONIOS...?! -Miró a su alrededor para buscar la respuesta a
ese brusco despertar. Y la respuesta estaba mirándolo con una arrogante cara
amable y una sonrisa descaradamente dulce.
-Buenos días Shippo n.n
-¡¿B-BUENOS DÍAS?! -Se puso de pie de un brinco y mientras le
chirriaban los dientes le dijo con un tono espeluznantemente terrorífico - ¿A
quién se le puede ocurrir despertar a alguien de esa manera?
-Venga queridísimo Shippo, no te enfades con tu pequeña Maya n.nº -intentaba tranquilizarle Maya con las manos enfrente,
a modo de protección.
El joven suspiró para darse paciencia a sí mismo. Era una criatura
igualita a su madre con su bondad y
ternura, aunque a veces su mal genio e inmadurez paterno salía a la luz. Estaba
acostumbrado a que aquel pequeño diablo hiciera de las suyas y a veces él
pagaba las consecuencias. Así había sido durante años pero realmente no le
importaba alguna que otra vez recibir las bromas de la hanyou (solo se
molestaba al principio). La quería como si fuera su hermana, y así es como la
había tratado desde que nació: como a la hermana que nunca tuvo. Se divertían
mucho con la compañía del otro, jugaban, entrenaban juntos y se confesaban
secretos. Todos los secretos. Incluso el contacto que tuvo con Akkaku hace un
par de semanas. Pero en eso Shippo intentaba estar lo menos involucrado posible
y por eso le pedía que no hablara de ese tema con él, tenía el presentimiento
que con los padres que ambos tenían acabarían en problemas de los cuales él no
quería ser víctima.
La chica había desaparecido durante la mañana puesto que necesitaba
cosas de su época. Él había supuesto que no volvería en todo el día. ¿Qué era
eso tan importante que tenía que hacer? Bueno ¿Que importaba? Solo necesitaba saber por qué lo había desvelado
tan rudamente.
-¿Qué es lo que quieres?
-preguntó ahora impaciente, pues seguía molesto.
-Necesito que me lleves al
refugio de la tribu de los hombres lobo. Yo no me sé el camino.
¿Que tenía que hacer esa chica
en un lugar tan lejano y desconocido para ella?
Fue esa pregunta lo que le llevó a mirar su cuerpo y se dio cuenta del
diminuto conjuntito que llevaba, de su elegante peinado y sus labios brillantes.
Lo comprendió al instante.
-¡A no, de eso nada jovencita!
No pienso ayudarte. ¿Sabes lo que me haría tu padre si se entera de que he
contribuido a que su pequeña se viera con el hijo de su enemigo? ¿Eh, tienes la
mas mínima idea?
-No se enterará, te lo prometo,
iré con cuidado.
-No. -dijo tajante y dio por
concluida su conversa para encaminarse en dirección a la aldea. Pero una voz se
lo impidió, una que sonaba verdaderamente triste.
-Por favor Shippo, - intentaba
no escuchar a la chica -me gusta mucho.
Lo que dijo lo paró en seco, era
una de las pocas personas que le podía tocar la fibra sensible y con ese tono
tan afligido y desolado y esas palabras le había llegado al corazón.
-Por favor... -le repitió ahora con más pena en
las palabras. El joven cometió el error de girarse para contemplar el rostro de
la chica y vio que en sus ojos se formaban gruesas lágrimas.
No podía verla así, le dolía
demasiado, desde pequeño no soportaba ver llorar a mujeres y aún menos si él
era el causante. Le estaba atormentando así que no tuvo elección y se dio por
vencido.
-Está bien, está bien. Te
llevaré a dónde quieras pero por favor no llores.
El rostro de Maya se iluminó al
instante y corrió a lanzarse en sus brazos y besarle en las mejillas
incontables veces.
-¿Alguna vez te he dicho el
gran chico que eres y lo mucho que te
quiero?
-Ya te he dicho que te ayudaré,
no hace falta que me hagas la pelota ¬¬.
-Eres el mejor. -continuaba
ella estrechándolo fuertemente.
-Lo que tu digas. Venga,
pongámonos en marcha, cuanto antes empecemos antes se acabará. -le decía Shippo
en tono exigente.
Maya tenía una sonrisa de oreja
a oreja, de nuevo se había salido con la suya. Ni siquiera se dio cuenta de la
falta de alguien durante horas.
*.*.*.*.*
Un hanyou caminaba por el
bosque con pasos pesados, esa noche no había dormido, absorto en sus
pensamientos que le producían dolor de cabeza. Inuyasha volvía hacía su hogar
después de estar toda la noche fuera.
Hogar. Ni siquiera sabía si
podía llamarlo así: en un hogar no hay enojo o ignoro por parte de la mujer con
la que se casó y tuvo dos hijas. Hacía días que esa cabaña había dejado de ser
un hogar.
Mientras el hanyou andaba
cabizbajo y pensaba en sus problemas unos bracitos lo habían sorprendido
abrazándolo por la cintura. Agachó mas el rostro y vio una cabecita de pelo
plateado y orejas de perro. La niña levantó la vista y encaró sus dorados ojos
hacia los de Inuyasha. Era Izayoi. Que lo miraba más calmada después de la
preocupación que soportó al ver que no había dormido en casa ni había aparecido
en toda la mañana.
-Izayoi, ¿estabas preocupada
por mi?
-¿Dónde estabas papi? -al padre
le hizo demasiada pena verla así por su culpa.
-Izayoi... -No sabía que
responder. No le iba a decir a su pequeño cachorrito que había discutido con su
madre y se había marchado furioso dando por terminada la pelea sin ni siquiera
importarle si Kagome quería hablar o no, simplemente se largó sin tener en
cuenta a nadie más que no fuera él. Se había comportado como un rastrero
miserable, pero si se hubiera quedado un minuto más no se habría contenido de empezar
a romper cosas. En vez de destrozar la aldea optó por la opción de correr toda
la noche sin rumbo fijo hasta que toda la rabia desapareciera, como huyendo de
los problemas cual cobarde. No, no podía soportar que otra de las personas que
más quería pensara así de él. Tampoco podía mentirle. Lo único que dijo fue
"lo siento" y rezó para que su pequeña lo aceptara sin insistir en el
tema del abandono que, aunque solo fuera durante unas horas, seguramente era
así como se había sentido: abandonada por su padre.
La niña aceptó la disculpa. Si
el gran hanyou que la quería tanto se había marchado seguro que tendría una
buena razón y si no la quería explicar no sería ella la que hurgaría en la
herida. No debías fijarte demasiado para ver que la hija pequeña del albino,
pese a su corta edad, era muy madura.
Más animado después de ver en
los ojos de Izayoi un perdón decidió cogerla en brazos y llevarla junto a él a
la aldea. Por el camino la niña no dejaba de hablar despreocupadamente de todo
en general: de lo que había cazado, del vestido tan bonito que le había
comprado su abuela, de que los aldeanos estaban preparando una fiesta para
celebrar la llegada de la primavera, de sus avances en ataques espirituales,
etc. Casi ni dejaba hablar a su padre que, gracias a la despreocupación y
alegría características de su hija, se le estaba dibujando una sonrisa en su
rostro, una que necesitaba con urgencia después de lo sucedido.
Estaba tan relajado que no se
dio cuenta de lo rápido que habían llegado a su destino. Al llegar Izayoi
divisó a su madre entrando en la vivienda. Rápidamente saltó de los brazo de su
padre para correr hacia la joven sacerdotisa.
Al sentir el abrazo que Izayoi
de regalaba se agachó para corresponder con igual de afecto. El joven padre
veía ese paisaje con ternura y una pizca de tristeza al saber que le sería imposible
que la bella mujer adulta le permitiera un minuto de esa sonrisa cariñosa que
le brindaba a su cachorro.
-Mira mamá encontré a papá.
Le decía señalándolo con un
dedo, Kagome siguió la dirección que le indicaba y se encontró a su marido andando
con un aire de inseguridad, como si estuviera dudando de que acercarse a ellas era
lo correcto y no marcharse para no interrumpir la conmovedora escena. Al verlo
y recordar el momento en que discutieron y el porqué lo hicieron su rostro se
tensó borrando completamente el rastro de su cálida sonrisa para dejar una
expresión fría.
-Hola Kagome. -Le saludó
intentando aparentar voz firme y suplicando mentalmente a los dioses que ella
no lo dañe con afiladas palabras de rencor, como él le hizo la noche pasada.
La susodicha se puso de pie y
con tono apático le contestó al saludo no muy amistosamente. -Así que has
decidido volver. -dijo sabiendo perfectamente que esas palabras se le clavarían
en el corazón del hanyou. Estuvo en lo cierto. Inuyasha la miraba sorprendido
del tono tan frío que había utilizado esa persona que siempre había sido dulce
y bondadosa.
Las súplicas al cielo del
semi-demonio para que tuviera compasión de él habían sido en vano, ¿pero que se
esperaba? Después de lo de anoche se merecía todos los insultos del mundo,
deseaba que levantara la mano para abofetearle con todas sus fuerzas, incluso
que lo sentara hasta que no pudiera levantarse. Cualquiera de esos actos
serviría para sentirse un poco menos despreciable.
Pero nada de eso llegó, Kagome
no tenía ni la más mínima intención de herir físicamente ni con insultos a ese
idiota que tenía frente a ella y no porque no tuviera ganas sino porque, además
de que no caería tan bajo, estaba la pequeña niña hanyou en medio, de alguna
manera como barrera entre ellos dos.
La pequeña Izayoi la observaba
tanto o más desconcertada que su padre. Continuamente aquel hombre tenía que
dormir fuera para exorcizar a un demonio con su tío Miroku y volvía tarde al
día siguiente. Su madre siempre saltaba a sus brazos llena de emoción al verlo
llegar para luego besarse y decirse ñoñerías demasiado empalagosas para su
gusto. Cuando ocurría tenía que marcharse para no ver a sus padres hacer esas
expresiones de cariño. Pero si no lo hacía su madre le decía que se fuera a
jugar con su hermana, Shippo o los hijos de Sango y Miroku y a continuación se
encerraban en su casa riendo pícaramente, cerraban la puerta desde dentro
haciendo que nadie pudiera entrar y se pasaban allí dos o tres horas ellos dos
solos. Nunca entendió porque lo hacían, incluso se lo preguntó una vez a Maya
pero esta solo se sonrojó y le contestó que era demasiado pequeña para hacer
ese tipo de preguntas para inmediatamente cambiar la conversación a otro tema.
También se lo había preguntado a su tío Miroku, el cual, después de reír unos
segundos y de llamar a su padre "campeón" estuvo a punto de
responderle pero llegó Sango tan ruborizada como lo estuvo su hermana y le dio
un golpe en la cabeza con su enorme arma (que le dejó un chichón considerable)
mientras le regañaba argumentando que era demasiado pequeña para saber esas
cosas.
Después de unos segundos en
silencio que habían parecido años, en los cuales había tenido mil pensamientos
replicantes hacia su persona corriendo por la cabeza del hombre, entendió que
la discusión no estaba zanjada. Deseaba volver al lado de su mujer, de la
hembra que había hecho suya, pero para conseguirlo debía hablar de lo sucedido
con ella y pedirle disculpas, lo cual no se le daba nada bien.
Pero de ninguna manera podía
permitir que su hija oyera esa discusión, que se avecinaba igual o más fuerte
que la de anoche. Posó su mirada en Izayoi que mantenía los ojos fijos en su
madre y su faceta que nunca antes había visto.
-Izayoi vete a jugar fuera. -le
dijo a su hija que aún miraba a su madre como si viese a alguien totalmente
desconocido.
Al escuchar la orden pensó que
lo mejor era cumplirla y no quedarse en ese lugar dónde la tensión se podía
cortar con un cuchillo. Estaba visiblemente preocupada, esa orden no sonaba
como las que oía los otros días, con esas caras que reflejaban amor puro... No,
ahora no había ese tono de cariño en sus palabras y mucho menos en sus rostros.
Tenía un mal presagio.
Tienes que continuar si o si! POR DIOS ME ENCANTA ESTA SERIE (o historia como sea) DESDE EL PRIMER CAPITULO QUE SALIOOOOOOOOOO!
ResponderEliminary valla que si he tenido que esperar, por favor
PUBLICA LOS SIGUIENTES CAPITULOOOOOOOOSSSS!!!!!!!
Por favor veo que hace mucho que no publicas esta historia.Y bueno estaba pensando que ya empiezan las vacasiones y esperaba que publiques esta historia mas seguido.
ResponderEliminarME ENCANTAN TUS HISTORIAS TODAS SOY TU FAN PERO ESTA ES LA HISTORIA QUE MAS GUSTO Y QUE ME LLEGO AL CORAZON,ENREALIDAD ME TOCO EL CORAZON (esta historia enrealidad me hace a cordar a mi romanse proibido que luego termino.Pero eso es mi vida personal,Y creo que anadie le interesa,por eso no entrare en detalles),(tengo 12 por eso es un romanse pribido y mis padre no lo aceptaran),Y POR ESO ME SIENTO IDENTIFICADA CON ESTA HISTORA,
Y QUISIERA QUE SIEMPRE SIGA YA QUE ME GUSTA EL ROMANSE,YA SEA PROIBIDO,CORRESPONDIDO O ROMANSE A PRIMERA VISTA
Gracias por vuestros comentarios, se agradece que se tome en cuenta lo que escribo aunque sobretodo me llegan comentarios para que traduzca Gotas de Lluvia xD
ResponderEliminarEstoy en mi último año de instituto y me debo preparar muy bien ya que tengo dificultades para los idiomas (catalán, castellano e inglés, OJO! xD) e historia (de España y de la filosofía).
Además que tengo el examen de recuperación de mates dentro de poco y me debo concentrar.
Después de esto pensareis que soy mala estudiante ToT pero no me gustaría volver a dejar a medias este fanfic y eso pasaría si se me junta con mis exámenes.
Termino los estudios en mayo, antes de la universidad espero publicar más capítulos, ya os digo: no quiero dejar esto a medias.
Por ahora solo entro para responder a los comentarios. Pero que sepáis que no me olvido de este blog :*
Hola quiero saber que paso con la continuación de esta historia... Esta muy buena de verdad felicidades!
EliminarQ liiinda fic muy interesante enceriiio y q paso con Gotas De Lluviia capitulo 8 no va a salir y dame el link de la ke iso el doguin o cm se diga
ResponderEliminarY el otro capítulo??? 😢
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